De manera convencional, el noviazgo es una relación transitoria entre un hombre y una mujer, la cual brinda la oportunidad de conocerse más afondo para decidir en un determinado momento pasar a la siguiente fase que es el matrimonio.
El noviazgo consta de cinco etapas que son:
Atracción: que puede ser física, emocional o ambas.
Incertidumbre: es cuando se presenta la duda de si la pareja elegida es la adecuada.
Exclusividad: permite salir solo con una persona y dar y recibir de ella y para ella.
Intimidad: ambos se entregan a la relación, se sueltan y comienzan a mostrar sus aspectos positivos y negativos.
Compromiso: la relación se torna más profunda y existe la convicción de que se está con la persona correcta para una relación más formal como lo es el matrimonio.
Durante la adolescencia por lo tanto no puede hablarse propiamente de noviazgo al no existir las bases maduras para el establecimiento de una relación de pareja formal y de compromiso, tal como se entiende en el caso de los adultos.
Las relaciones de pareja en la adolescencia suelen ser muy intensas y hasta pasionales. Como consecuencia de la transformación física y psicológica que están sufriendo, las emociones se exacerban y el sentido idealista que los caracteriza provoca tanto la sensación de estar viviendo el gran amor de su vida, como las decepciones más tormentosas.
Sin embargo, la experiencia de relaciones de pareja en esta edad ayuda a los jóvenes en sus primeros ensayos en esta nueva modalidad de relación que además es una experiencia de crecimiento propia y necesaria de la edad. Todo esto siempre y cuando se cuente con la guía y orientación adecuadas por parte de los padres principalmente.
En el caso de una relación sana de "noviazgo", la experiencia misma proporciona las siguientes ventajas:
Es una oportunidad de a aprender a relacionarse con el sexo opuesto de forma afectiva.
Ayuda a aprender a conocerse recíprocamente en cuanto a carácter, sentimientos, gustos, aficiones, ideales de vida, religiosidad.
Favorece la formación de la voluntad, combate el egoísmo, fomenta la generosidad, confianza, honestidad, el respeto; estimula la reflexión y el sentido de responsabilidad.
Con el noviazgo se puede practicar la habilidad de resolver conflictos.
Es una oportunidad de comenzar a utilizar formas efectivas de comunicación y de aprender a ver las cosas de distintas maneras.
Con esto pudiera resolverse hasta cierto punto el dilema de los padres con respecto al permitir o prohibir este tipo de relaciones en sus hijos adolescentes. La prohibición es una medida totalmente ineficaz y hasta contraproducente en una etapa en la que los chicos se caracterizan por ir en contra del orden establecido, especialmente el que instituyen los padres.
Por otro lado la mejor forma de prevención de situaciones de riesgo en el adolescente, son la comunicación, guía, orientación y acompañamiento emocional, en esta nueva experiencia de crecimiento de los hijos.
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Dar mensajes claros. Es un error decir a la misma cosa "No" un día y "Sí" otro día a tu hijo adolescente, salvo que las circunstancias hayan cambiado. Dar mensajes claros ayuda a crear una base de confianza, fomenta el buen comportamiento y ayuda a bajar los niveles de estrés en una familia.
Aprender a escuchar y responder con respuestas que incentivan la comunicación y eviten que tu adolescente salga del salón de un portazo. Emplear un tono positivo y utilizar lenguaje corporal afirmativo mientras hablas.
Tratar a tu hijo adolescente con el mismo grado de respeto con el que esperas que te trate a ti. No le insultes nunca, no le ridiculices tampoco.
Dar mensajes afirmativos. Cada vez que se presente la ocasión, recordarle que le quieres. Cuando se ha arreglado, dile que está muy guapo. Cuando ordena su habitación sin que se lo hayas pedido, coméntaselo de tal forma que se sienta orgulloso (aunque no te lo vaya a demostrar).
No pierdas el genio y no grites. Si empiezas a gritar, la capacidad receptiva de tu adolescente se bajará a cero. Hay momentos en los que tod@ adolescente cree que sus padres no le comprenden, que le hacen la vida imposible. Y cuando gritamos por frustración o rabia, sólo conseguimos alejarles más. Si crees que vas a perder los papeles, suspende la conversación para retomarla en un momento en el que has logrado sobreponerte.
Ser preciso y dar detalles sobre lo que esperas de tu hijo. Puedes escribir un listado y pegarlo en el refrigerador como recordatorio. Siempre es bueno escribir sobre papel reglas y acuerdos importantes, porque así ambas partes pueden consultar el papel cuando surja una confusión sobre una norma específica.
No ningunear nunca a tu hijo cuando estás enfadado o triste. Si algo que hace o dice te enfada o entristece de sobremanera, dile que no está en condiciones de seguir una conversación antes de alejarte. Es peligroso ignorarle o dejar de hablarle y seguir tan normal con otros miembros de la familia, porque sólo conseguirás distanciarle cada vez más.
Evitar decir frases como "porque lo digo yo". Explica tus razones de forma tranquila a tu hijo. Los adolescentes saben que la última palabra la tendrán sus padres, pero es importante que sepan por qué les pedimos que hagan algo que no quieren hacer, o por qué les prohibimos ciertas actitudes.
*¿Quieres hablar?
*¿Qué piensas tú?
*Parece muy importante para ti, intenta explicarme por qué
*Buena pregunta, intentaré contestar
*Me interesa mucho conocer tu opinión
*¿Comprendes lo que te intento explicar?
Evitar frases negativas que más bien logran todo lo contrario, como por ejemplo:
*Pregúntaselo a tu madre/padre*Si vuelves a decir eso te....
*Me trae sin cuidado qué hacen tus amigos
*No vengas llorando a mí si te sale mal
*No te creo
*No comprendes nada
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Existen diversos tipos de problemáticas por los que los adolescentes suelen pasar, y a continuación se mostrarán los más comúnes, así como también se explicarán de manera breve cada uno de ellos.
¿Qué adolescente no se ha sentido tan triste que ha llorado y deseado alejarse de todo y de todos; pensando que la vida no vale la pena vivirla? Estos sentimientos pueden dar lugar a un estado depresivo que puede esconderse bajo excesos alimenticios, problemas para dormir y preocupaciones excesivas sobre su apariencia física. También pueden expresarse estos trastornos en forma de miedos o ataques de pánico.
Por un lado los adolescentes desean que sus padres sean claros y les suministren límites precisos pero cuando ésto se realiza, ellos sienten que les quitan la libertad y no les permiten tomar sus propias decisiones. Se producen desacuerdos y muchas veces los padres pierden el control, no sabiendo que les está pasando a sus hijos, ni donde están.
Por lo tanto, es importante que los padres pregunten y conozcan donde están sus hijos, con quién están y a dónde van. Y los hijos informen a sus mayores.
Muchas veces los adolescentes rechazan ir al colegio expresando así una dificultad en separarse de sus padres. Esto se puede expresar en forma de “dolores de cabeza” o “estómago”.
Otros de los problemas puede ser la dificultad de integración al grupo de pares o conflictos con algún alumno, puede estar siendo acosado por algún compañero. Todas estas situaciones pueden hacer que concurrir al colegio se convierta en una experiencia solitaria y amenazadora.
Otros problemas pueden estar asociados a estados depresivos, ansiosos y a la falta de confianza en sí mismos para encarar los desafíos del aprendizaje escolar y el de hacerse de amigos.
Estos problemas emocionales afectan al rendimiento escolar, pues es difícil poder concentrarse en la tarea cuando se está preocupado por uno mismo, los problemas familiares o de amistades.
A veces los adolescentes son tímidos y están preocupados por su físico y esto lleva a que no hagan preguntas acerca del sexo a sus mayores. En otras oportunidades pueden recibir información errónea de sus amigos y compañeros.
En otras ocasiones, puede ocurrir que sus experiencias sexuales las realicen en situaciones de riesgo de embarazos no deseados o de posibles contagios de enfermedades de transmisión sexual. El frecuentar situaciones de riesgo puede indicar problemas emocionales o reflejar una necesidad de vivir al límite.
Para prevenir dichos problemas sexuales es importante que los padres, docentes, médicos de cabecera o centros de orientación familiar, ofrezcan a nuestros jóvenes la adecuada información y orientación sexual.
El alcohol es la droga que mayor frecuencia causa problemas en los adolescentes. Los padres deben estar atentos a cualquier cambio repentino y grave de conducta de sus hijos.
La mayoría de las dificultades en la adolescencia no son ni graves ni duraderas, pero el adolescente tiene que pasar por alguna de ellas para constituirse en un ser libre e independiente con un proyecto de vida.
Los padres todavía cumplen un papel importante brindando una base segura a sus hijos. Para ello tienen que ponerse de acuerdo entre sí sobre como están manejando las cosas y apoyarse el uno al otro.
Los padres son los que mantienen a sus hijos, por eso ellos tienen que decidir cuáles son las reglas del juego aunque a veces puedan ser negociadas y acordadas entre padres e hijos. Dichas reglas deben ser razonables y serán menos restrictivas cuando el adolescente se haga más responsable.
Se debe mantener un diálogo fluido y permanente con los hijos, así ellos podrán acudir a nuestro encuentro cuando lo necesiten. Para ello es preciso que se sientan escuchados, no criticados y no avasallados.
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